8 de noviembre de 2009
BATLLE & LACALLE S.A. Jorge Batlle y Lacalle ¡que dupla!
Como en aquella película: juntos son dinamita.
Literalmente, porque dinamitaron el país en los 2 años en que gobernaron juntos, con cinco ministros blancos en el gabinete de Batlle. Fue desde marzo del 2000 a noviembre del 2002.
Y ahora, que su poder de destrucción está atenuado por la lejanía del gobierno, de todos modos siguen jugando con explosivos y ponen una bomba brasilera en una lata.
Intentan hacer ruido pero sólo consiguen hacer el ridículo.
Son una empresa dedicada a producir espectáculos de humor, con el siguiente reparto de tareas: Batlle hace payasadas y Lacalle trata de cobrar la entrada.
El primero sale a la prensa hablando del caso Feldman y enchastrando a diestra y siniestra. Insinúa que el juez, el jefe de policía y todos los que intervinieron, son parte de un complot que produjo el asesinato del contador para evitar que hablara. ¿Cual era el secreto tan temido? Nada menos que yo, el candidato presidencial del Frente Amplio, ando en actividades vinculadas al acopio de armas.
Por una vez lamento que BUSQUEDA no tenga más difusión, porque no hay nada como leer directamente todo lo que Batlle declaró para darse cuenta que está delirando.
En tiempos normales, podría haber dicho esto o que los marcianos atacan, tanto da, y todos hubiéramos dicho “pobrecito, está para internar”.
Pero no son tiempos normales sino tiempos de desesperación. Entonces Lacalle sale desesperado a ver si factura: declara su “preocupación” a un diario argentino y manda hacer publicidad en televisión, con una versión aún más distorsionada de las declaraciones de Batlle.
Es una cadena de simulaciones, Batlle simula tener información ultra secreta y Lacalle simula que le cree. Los 2 saben que todo es ficción, pero se atienen al libreto preparado, como buenos actores que son.
Me corrijo, quizá Batlle no distinga la realidad de la ficción porque, como dicen los chiquilines, parece que “piró colores”.
Que sean divertidos, no quita que sean peligrosos. Están mintiéndole a la gente en su cara, están practicando un juego fraudulento, están degradando las reglas con las que se compite en democracia.
Demuestran un especial desprecio por la gente del interior, a la que le dedican en exclusividad la publicidad “caza ignorantes”.
Uno se pregunta si tienen algún límite en su afán de hacerse con el poder.
Los que creemos en la democracia profunda y sinceramente, vamos a seguir adelante sin distraernos, tratando de ganar esta elección en buena ley.
Como en aquella película: juntos son dinamita.
Literalmente, porque dinamitaron el país en los 2 años en que gobernaron juntos, con cinco ministros blancos en el gabinete de Batlle. Fue desde marzo del 2000 a noviembre del 2002.
Y ahora, que su poder de destrucción está atenuado por la lejanía del gobierno, de todos modos siguen jugando con explosivos y ponen una bomba brasilera en una lata.
Intentan hacer ruido pero sólo consiguen hacer el ridículo.
Son una empresa dedicada a producir espectáculos de humor, con el siguiente reparto de tareas: Batlle hace payasadas y Lacalle trata de cobrar la entrada.
El primero sale a la prensa hablando del caso Feldman y enchastrando a diestra y siniestra. Insinúa que el juez, el jefe de policía y todos los que intervinieron, son parte de un complot que produjo el asesinato del contador para evitar que hablara. ¿Cual era el secreto tan temido? Nada menos que yo, el candidato presidencial del Frente Amplio, ando en actividades vinculadas al acopio de armas.
Por una vez lamento que BUSQUEDA no tenga más difusión, porque no hay nada como leer directamente todo lo que Batlle declaró para darse cuenta que está delirando.
En tiempos normales, podría haber dicho esto o que los marcianos atacan, tanto da, y todos hubiéramos dicho “pobrecito, está para internar”.
Pero no son tiempos normales sino tiempos de desesperación. Entonces Lacalle sale desesperado a ver si factura: declara su “preocupación” a un diario argentino y manda hacer publicidad en televisión, con una versión aún más distorsionada de las declaraciones de Batlle.
Es una cadena de simulaciones, Batlle simula tener información ultra secreta y Lacalle simula que le cree. Los 2 saben que todo es ficción, pero se atienen al libreto preparado, como buenos actores que son.
Me corrijo, quizá Batlle no distinga la realidad de la ficción porque, como dicen los chiquilines, parece que “piró colores”.
Que sean divertidos, no quita que sean peligrosos. Están mintiéndole a la gente en su cara, están practicando un juego fraudulento, están degradando las reglas con las que se compite en democracia.
Demuestran un especial desprecio por la gente del interior, a la que le dedican en exclusividad la publicidad “caza ignorantes”.
Uno se pregunta si tienen algún límite en su afán de hacerse con el poder.
Los que creemos en la democracia profunda y sinceramente, vamos a seguir adelante sin distraernos, tratando de ganar esta elección en buena ley.
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